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El debut

   Puso la máxima atención en las instrucciones de su padre.      Enganchó la boya en la línea; con mucha delicadeza, atravesó la carnada dos veces con el anzuelo; comprobó que todo el dispositivo estuviera asegurado. Luego, ambos se dedicaron a esperar, con la mirada en alto, como dejándose abrazar por los rayos del sol.
   Con suerte de principiante, pocos minutos después, el pequeño sintió que algo muy fuerte tironeaba de la punta. Un hombre de unos sesenta y cinco kilos daba pelea al otro extremo de la tanza.    Todos tuvieron que acudir en ayuda del debutante. Finalmente, el hombre se rindió, y el cardumen tuvo su banquete en el fondo del río.

(publicado en la revista Plesiosaurio N°10, v.2, dic.2017)