tengo un amigo negro que huele a sábanas y relata turbulencias marinas
tiene andar de barcos y manos de reptil
organiza el aire de mi casa en un instante
mi amigo negro es una fiesta y una máscara
yo le digo que sus caderas (que se mueven cuando su boca habla)
lo han despedido
que él ya no está por aquí
sino en alguna banquina de un paraje perdido
él se vanagloria de su pasado monárquico
dice pertenecer a una dinastía del Congo
yo le digo que toda monarquía es igual a la cabeza de Luis XVI
entonces cambia de conversación y se quita los zapatos.
las tumbadoras estallan en su boca
y bailamos en casa como figuras rupestres
mis hijos nos contemplan con una sonrisa
-tu amigo negro –me dicen cuando la tarde es aburrida
y trae a sus bocas cualquier proposición
yo les explico que se trata de uno de los apóstoles
y que deberían mirarlo con cierta devoción
mi amigo negro ya está invitado a la última cena