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El camino del mercado

   Partió en silencio desde el suburbio donde vivía, con su tarro de miel sobre la cabeza, acompañada por el sonido de su pensamiento.
Con el dinero de la miel, se dijo, compraré pollos, los pollos serán gallinas, las gallinas pondrán huevos, los huevos serán dinero. El dinero me dará corderos.
   Adelantada en sus proyectos, liviana en el andar, podía ver a sus hijos dueños de una fortuna inmensa. En cambio, no pudo ver la piedra que atravesaba el camino en aquel punto; tropezó en ella y el tarro de miel, que contenía todas sus ilusiones, se quebró contra el piso y se vació.
   Hasta aquí, el relato del maestro, quien olvidando que la elocuencia es también una forma de la ilusión, preguntó a la alumna:
   -¿Qué enseñanza encierra la historia que acabas de escuchar?
   -El camino entre el suburbio y el mercado es espantoso, maestro –respondió-. Mientras los pies descalzos de la muchacha pisaban los duros guijarros y su vista evitaba las chozas miserables, su pensamiento le otorgó unos momentos de felicidad.

(incluido en la antología Cielo de relámpagos)